Conclusiones
Las huertas familiares urbanas representan mucho más que un espacio para sembrar plantas o producir alimentos; son una oportunidad para reconectarnos con la naturaleza, fortalecer los lazos familiares y promover una vida más saludable y sostenible. A través de este proyecto, se ha podido evidenciar que cultivar una huerta es una experiencia enriquecedora que combina el aprendizaje, la convivencia y el respeto por el medio ambiente.
Durante el desarrollo de esta investigación, se comprendió que la huerta no solo aporta beneficios físicos al mejorar la alimentación con productos frescos y naturales, sino también beneficios emocionales, ya que reduce el estrés, estimula la creatividad y genera un sentimiento de satisfacción personal al ver crecer lo que se siembra con esfuerzo y dedicación.
Las huertas familiares urbanas son una herramienta educativa y social que inspira a las personas a actuar con compromiso frente al medio ambiente y a valorar el trabajo colectivo. Cultivar una huerta no solo mejora la alimentación, sino que también siembra valores, esperanza y futuro, demostrando que con pequeñas acciones podemos construir comunidades más unidas, conscientes y respetuosas con la naturaleza.